Existe un alto porcentaje de mujeres que sufren Infecciones del Tracto Urinario (ITU), pérdida involuntaria de orina a través de la uretra, dolor vesical u otras patologías urinarias.
INCONTINENCIA URINARIA
La incontinencia urinaria consiste en la pérdida involuntaria del control de la retención de la orina y puede condicionar un importante impacto psicológico y social, llegando a alterar gravemente el estilo y la calidad de vida del paciente. Los síntomas pueden variar desde una fuga de orina leve hasta la salida abundante e incontrolada de esta.
La mitad de las mujeres presentan incontinencia urinaria en algún momento de su vida y en general, ellas tienen el doble de frecuencia de incontinencia que los hombres.
Entre las causas más comunes de incontinencia de orina se encuentras: deficiencias hormonales (menopausia), debilidad de los músculos del suelo pélvico (edad avanzada, partos múltiples, cirugías pélvicas,), disfunción neurológica del tracto urinario inferior, infecciones de orina.
Existen tres tipos de incontinencia de orina:
- La incontinencia de esfuerzo (se escapa la orina con la tos, al reir, o realizar esfuerzos), que puede constituir la mitad de todos los casos. Es muy común en mujeres multíparas o mayores
- La incontinencia de urgencia (escapes asociados a prisa por alcanzar el aseo), más común en la gente mayor, aunque puede ocurrir a cualquier edad
- La incontinencia mixta (tiene en mayor o menor medida un componente de esfuerzo y un componente de urgencia)
Si la incontinencia de orina es frecuente o afecta su calidad de vida, es importante que busque ayuda y consejo. La incontinencia de orina no tratada puede llevar a otros problemas de salud como lo son las infecciones de orina, dermatitis, hongos genitales y disfunciones sexuales. Puede ser útil que prepare las preguntas y dudas que tenga con antelación a la consulta.
En la mayoría de los casos, puede ser resuelta o paliada con varias opciones terapéuticas (ejercicios de Rehabilitación del suelo pélvico, tratamiento farmacológico e incluso cirugía via vaginal mínimamente invasiva).
INFECCIONES URINARIAS
La infección urinaria supone la afectación de cualquier parte de la vía urinaria (uretra, vejiga, próstata o riñón) por microorganismos, la mayoría de veces por bacterias.
La vejiga es el órgano que con más frecuencia se infecta. Se manifiesta con urgencia para ir a orinar, incluso incontinencia, escozor al orinar, dolor en el bajo vientre y aumento de la frecuencia de las micciones.
Cuando afecta a otros órganos como la próstata y el riñón aparece fiebre elevada mayor de 38ºC, mal estado general e intenso dolor en la zona afectada. En estos casos la infección suele haber alcanzado la sangre y por ello el cuadro es más grave.
Para diagnosticarla suele bastar con juntar una tira reactiva con unas gotas de orina (se determinan células de defensa junto con sangre). En los casos más graves precisa de un cultivo de orina, análisis de sangre y alguna prueba de imagen como la radiografía o la ecografía.
Se suele tratar inicialmente con antibióticos, la mayoría de las veces orales. En las infecciones más graves puede precisar de ingreso hospitalario y mantener tratamiento intravenoso hasta que desaparezcan la fiebre y los síntomas asociados.
Las infecciones urinarias de repetición, son aquellas infecciones que vuelven tras un tratamiento con el antibiótico correcto, habiendo comprobado mediante un cultivo, que la bacteria es sensible al mismo. Supone una colonización de la vía urinaria por esta bacteria, que en ocasiones es difícil erradicarla y precisa de un seguimiento periódico.
A veces el paciente no presenta apenas síntomas pero dan positivo en los cultivos de orina. Ello significa que tiene su vía urinaria colonizada por una bacteria que no consigue eliminar. Se solicitarán una serie de pruebas para identificar la causa (piedras, retención de orina…) aunque con frecuencia no es posible identificarla. Es importante que si no tiene síntomas NO tome antibiótico pues la bacteria puede volverse resistente y además aparecerán los efectos secundarios del mismo como alergias, diarrea, dolor de cabeza… Será preciso en estos casos, un seguimiento y tratamiento específico por su urólogo.
Un chequeo del tracto urinario y del estado de los riñones, un control y seguimiento de las consecutivas infecciones, cistitis, y el aprendizaje de ejercicios para mejorar el tono de la musculatura pelviana, constituyen la mejor opción para la prevención de patología urológica en la mujer.